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Daniel Stix

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Quico Taronjí

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CRÓNICA

La gira de randstad valores 2017 está organizada por Randstad cuyo objetivo es promover una gestión responsable en las empresas basada en la ética y los valores. Su parada en Bilbao fue el 21 de noviembre y sus protagonistas, Quico Taronjí y Daniel Stix.

Mª Ángeles Tejada, directora de Public Affairs de Randstad, presentó la gira y recalcó la importancia de los valores en la gestión empresarial: “estamos en una sociedad que queremos transformar y hacerla mejor, tanto a nivel personal como empresarial. Ese es nuestro compromiso”. 

La jornada comenzó con la historia de Daniel, o Dani, como le gusta que le llamen, que al subir al escenario hizo reflexionar a todos: “Todos los que me habéis visto subir con la silla de ruedas habéis pensado que iba a hablar sobre adversidad. Estáis equivocados. Me identifico con otras palabras: acción, deporte o desafíos”

La vida de Dani no ha sido sencilla, aunque si le escuchas hablar, enseguida te das cuenta que es un torbellino de pasión y optimismo. Daniel nació con cáncer y solo con un 20% de posibilidades de sobrevivir. Con apenas unos días de vida fue sometido a numerosas intervenciones y sesiones de quimioterapia, y aunque superó el cáncer, tuvo secuelas en la columna irreversibles. Estas secuelas han hecho que vaya en silla de ruedas. No obstante, la silla para él jamás ha sido adversidad. “Estar en silla de ruedas es una circunstancia más, como al que le gusta la tortilla de patatas”.

Su infancia no fue fácil pero ayudó, sin duda, la normalización que vivió en su familia. Recordó como un día, cuando iba paseando con sus hermanos por la calle, tiró un chicle al suelo. Su madre enseguida le ordenó que lo recogiese. Dani se tuvo que bajar de la silla de ruedas, arrastrarse por el suelo y recogerlo para tirarlo en una papelera. “La gente quería ayudarme pero mi madre decía que podría hacerlo yo solo. Siempre me han tratado como uno más” anunciaba orgulloso.

Dani hizo referencia a las pasiones: “Debemos descubrir qué nos mueve por dentro, qué nos apasiona”. Él tuvo la suerte de descubrir que su pasión era el deporte. “¿Un chico con movilidad reducida quiere moverse más? Pues sí, y me lancé a practicar muchos deportes”, contaba sonriente.

Gracias al deporte, Dani descubrió la importancia del trabajo en equipo. Él ahora forma parte de un equipo de baloncesto profesional y ha participado en las paralimpiadas de Río de Janeiro 2016 donde, con su equipo, ganaron la medalla de plata.

Dani se despide con una lección a los presentes: Yo voy en silla y tú andas, pero caernos y levantarnos lo tenemos que hacer los dos. ¡Siempre hay que seguir rodando!

La segunda historia fue la de Quico Taronjí: un apasionado de la aventura y curioso por naturaleza. Esa curiosidad le hizo enfocar su futuro laboral al periodismo. Ha trabajado en numerosas televisiones y en programas muy diversos. Sin embargo, a Quico le faltaba algo. Tuvo una crisis existencial: “Mi vida era un caos. De cara a los demás era un privilegiado: trabajaba en televisión y tenía un buen sueldo. Pero yo tenía carencias emocionales, no encontraba paz”

Así que decidió cambiar el rumbo de su vida y hacer de su pasión, su trabajo. Buscó apoyo de productoras pero no lo logró así que vendió todo lo que tenía y siguió su instinto en solitario. Y se lanzó al mar.

Decidió navegar a bordo de un kayak trimarán entre Algeciras y Estambul solo y sin asistencia. Pero no fue una aventura fácil. Construyó una embarcación a bajo coste y se enfrentó a la nostalgia y soledad que implica estar solo pero, aun así, notaba cómo mejoraba interiormente y encontraba la paz.

Una noche se enfrentó a una fuerte tormenta y se hizo una pregunta: ¿si pudieses volver atrás, volverías a vivir esta aventura? Su respuesta fue clara: no. Estaba respondiendo a una llamada del alma, y tenía que lidiar con las adversidades.

Una ola rompió su embarcación, se quedó a la deriva y tuvo que pedir ayuda por control remoto. “Pensé que vendrían a ayudarme y me relajé. Fue lo peor que hice, otra ola vino y volcó mi embarcación”. Quico asegura que pensaba que iba a morir: “Estuve 12 horas muerto. Había desaparecido”.

Tuvo que sobrevivir a las embestidas de olas de 6 metros hasta que pudo llegar a nado a una playa en Túnez donde un lugareño le encontró y rescató. Después de esta aventura, las productoras sí se interesaron en él, y comenzó su programa Capitán Q. En este programa recorrió toda la costa española navegando. Pero sus proyectos no cesan, eso sí, todos están ligados al mar.

“Hay una cosa que nos iguala a todos: el tiempo. Todos tenemos las mismas horas a lo largo del día. Si afrontamos esas 24 horas con alegría, seremos más felices. Ser feliz es el mayor éxito y el mayor reto”, aconsejó Quico al despedirse de los asistentes. 

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