El moderno CaixaForum abrió las puertas de su auditorio principal para que más de 250 asistentes disfrutasen de este acto, organizado por Randstad y en el que también participa la Fundación Lo Que De Verdad Importa (LQDVI). El nadador Xavi Torres y la escritora Anne Dauphine Julliand expusieron dos historias complementarias acerca de la importancia de los valores, el esfuerzo, la superación y la felicidad.
Xavi Torres, nadador paralímpico, ha participado en seis Juegos Olímpicos diferentes y atesora más de 16 medallas en ellos. Nació con una amputación de sus cuatro extremidades, pero esto no le ha impedido alcanzar sus sueños. “En la vida nos van a pasar muchas cosas, la clave está en saber afrontarlas”, explica Torres.
“¿Qué es eso de minusválido o discapacitado?”, reflexiona sobre el escenario. “Todos tenemos capacidades o discapacidades. Imaginad que vamos en un barco y naufragamos a unos kilómetros de la costa. Yo me salvo, eso seguro. En ese caso, ¿quién tiene la capacidad y quién la discapacidad?”, pregunta al público Torres.
Para Torres, la clave para enfrentarse a las dificultades diarias ha estado en el deporte. A pesar de su humor y su alegría, en el ámbito deportivo, y en su mensaje a los asistentes, lo tiene claro: “el esfuerzo a medias no existe”.
Dauphine, periodista y escritora, tiene una emotiva historia sobre superación y felicidad. Se enfrentó a la grave enfermedad de su hija Thais con coraje, y luchó por la felicidad de la pequeña hasta su último aliento. Cuando Thais cumplió dos años, los médicos le detectaron una enfermedad incurable en su cerebro que no le permitiría seguir desarrollando sus capacidades. De hecho, iría perdiendo progresivamente sus sentidos y conocimientos adquiridos, todo ello en un periodo de inmediato, hasta su fallecimiento, dos años después.
A pesar de esta trágica noticia, Dauphine, su marido y su hijo decidieron seguir adelante, vivir el presente y disfrutar de ello. “Cuando no se pueden añadir días a la vida, siempre se puede añadir vida a los días”, resume, como lema.
Años más tarde, Dauphine tuvo otra hija, Asiris, que nació con la misma enfermedad que Thais. En esta ocasión, al detectarla en su primera fase, le realizaron una peligrosa intervención para salvarle la vida. La operación salió bien, Asiris salió del hospital y ya tiene siete años. Sin embargo, quedó parapléjica, y su cerebro sufrió daños irreversibles. La entereza de Dauphine, que afirma con rotundidad que “este es el mejor momento” de su vida, sorprende al emocionado público que abarrota el auditorio. “Andar, seguir adelante, un día tras otro, es el único camino a la felicidad”, concluye.
