El miedo suele abrir dos caminos: puede paralizar o impulsar a la acción, solo depende de la actitud con la que se afronte cada temor.
Esta es la premisa de la que partió Enhamed Enhamed en el congreso de Algo+ celebrado en Madrid, donde explicó cómo ha replanteado su vida desde que una enfermedad congénita provocó que se quedara ciego a los ocho años. Partiendo de la base de que el temor puede ser la hipótesis que permita escoger cómo afrontar la realidad, se puede optar por la determinación para definir aquellos códigos de conducta que rijan nuestras acciones.
Es fácil advertir una relación de correspondencia entre el miedo y los cambios, ya que estos suelen percibirse como obstáculos. Asimismo, también pueden ser entendidos como retos y los desafíos exigen capacidad de adaptación y no creer en los límites, ni en los propios, ni en los que llegan del entorno. Con esta premisa, es posible admitir que los retos pueden enseñar a superar las dificultades.
Enhamed aprendió a moldearse a sí mismo en función de los desafíos que le ha planteado la vida y de los que él mismo se ha impuesto. Lo hizo con perseverancia y disciplina porque comprendió que las dificultades estaban poniendo a prueba su constancia y le hacían cuestionarse si realmente creía en los objetivos a los que aspiraba.
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