"Aquellos días de soledad me di cuenta de la importancia de la motivación a la hora de trabajar por un objetivo".
"La clave es calcular bien los riesgos, creer en lo que haces y saber gestionar equipos".
Aventurero. Esa es la palabra que mejor define a Albert Bosch. Este deportista extremo, “buscador incansable de momentos intensos” ha escalado las siete cumbres más altas de cada continente, ha participado en ocho Dakar y es corredor habitual de ultra maratones.
La mayor gesta de Bosch ha sido recorrer a pie, sin asistencia, la costa de la Antártida hasta el Polo Sur. En el inicio de la prueba, el deportista y su compañero de aventura quedaron 15 días atrapados en la tienda de campaña por culpa de una terrible tormenta. El viento superaba los 60 kilómetros por hora y el termómetro marcaba los 40 grados bajo cero.
“Mi amigo, por motivos de salud, tuvo que ser rescatado en avioneta y yo decidí seguir, solo, con la aventura. Cuando la avioneta despegó, el silencio era brutal. El silencio más intenso de mi vida. Pero yo quería seguir allí. Quería finalizar la travesía”, relata Bosch.
La “fortaleza mental” y la “capacidad de adaptación” ante la adversidad fueron las claves para poder finalizar la aventura, a juicio del deportista. Quedaban 48 días de caminata y más de 1.100 kilómetros por recorrer. “Aquellos días de soledad, en los que no existía ningún ser vivo a mi alrededor, me di cuenta de la importancia de la motivación a la hora de trabajar por un objetivo. En el deporte extremo, como en la empresa, si no estás comprometido con lo que haces, es difícil que lo lleves a cabo”.
Para Bosch, la vida empresarial es como una prueba deportiva que hay que saber gestionar. “Además de disciplina, capacidad de sufrimiento y perseverancia, se necesita financiación, capacidad técnica, comunicación y organización para poner en marcha un proyecto”, explica. Para el aventurero, tanto en el deporte extremo, como en el mundo laboral “la clave es calcular bien los riesgos, creer en lo que haces y saber gestionar equipos”.