"Sigo siendo el mismo, pero sentado"
"En el hospital, cuando todavía no podía hablar, ya pensaba en cómo competir en motos de agua"
Desde pequeño fue un apasionado de la velocidad. Empezó en motocross, con 16 años. Más tarde lo hizo en quads y rallyes, hasta que sufrió un terrible accidente.“El último día de la carrera, a pocos kilómetros de la meta. Cuando coroné una rasante, no había camino. Alguien había quitado la señal de peligro” relata.
El golpe fue tan fuerte que tenía la sensación de que su cuerpo estaba separado en dos. Ya en el hospital, mientras los médicos luchaban por su vida, Toñejo hacía planes. Pensó que, como no podría volver a correr en moto, lo haría en moto de agua. Por eso, cuando le preguntaron si era consciente de que podría quedar postrado en una cama para el resto de su vida, contestó con rotundidad que eso no iba a pasar.
Consiguió milagrosamente un patrocinador y empezó a correr atado a la moto. Durante seis años siguió compitiendo y ganando carreras. Al proclamarse campeón de España, viendo a un piloto de pie a cada lado, pensó “soy el mismo de antes pero sentado”.
En el Campeonato de Europa sufrió otro accidente, “el peor, el que más secuelas me ha dejado”. Estuvo nueve meses en el hospital, pero se recuperó.
Más tarde, le ofrecieron correr el Dakar en camión y aceptó encantado. No sólo consiguieron acabar sino que quedaron terceros en su primer Dakar, “y encima ¡éste es paralítico!” gritaba su copiloto entrando en la meta.
La determinación ha sido una constante en la vida de Toñejo. Gracias a esta actitud, ha conseguido realizar hazañas imposibles a priori. Cuando alguien alaba su entereza y fuerza de voluntad, Toñejo se sorprende. Cuando se persigue un sueño, todo el esfuerzo y sacrificio necesarios le parecen algo natural, secundario. “Lo importante es la ilusión por conseguirlo”. La ilusión es el motor de su vida, es lo que le hace ser feliz, y transmitir optimismo y felicidad.