"El trabajo podía ser la vía para reconstruir la vida de estas personas con discapacidad"
"Lo más importante en la vida es decidir qué es importante"
Cristóbal Colón nada tiene que ver con el descubridor de América. Sin embargo, al escuchar su historia se observa que tienen muchos valores en común como el emprendimiento, la superación o la perseverancia.
Cristóbal era un psicólogo que trabajaba en un manicomio. Un día se dio cuenta de que necesitaba hacer algo más por el futuro de las personas con discapacidad psíquica o con trastornos mentales con las que trabajaba. Y ese “hacer algo más” era darles un empleo para aumentar sus oportunidades de inserción social. “El trabajo podía ser la vía para reconstruir la vida de estas personas”.
“Me llamo Cristóbal Colón, soy psicólogo, vengo de un manicomio y quiero montar una empresa”. Ésta fue la carta de presentación de Cristóbal ante el alcalde de La Garrotxa, una localidad de Girona. El alcalde les prestó un local y empezaron a trabajar. Así fueron sus inicios y en 1982 creó la Fageda, una cooperativa de yogures, en la que emplearía a personas con discapacidad para que recuperasen el autoestima, la dignidad y pudiesen tener una vida más coherente.
Este proyecto empresarial nació al revés de como suele crearse cualquier compañía. El objetivo estaba claro, y a día de hoy sigue siendo el mismo: favorecer la inserción social de personas con discapacidad. “Creamos una empresa como un fin y no como un medio”.
Al principio no sabían muy bien cómo hacer las cosas pero tampoco tenían nada que perder y apostaron por la producción yogures. Hoy, 30 años después, es la tercera productora de yogures más importante de Cataluña y compiten con grandes multinacionales del sector. Además, han ampliado sus productos y también hacen mermeladas y helados.
En La Fageda se encargan de todo el proceso productivo, desde la cría de ganado hasta el producto final. Trabajan 160 personas con discapacidad, el 60% de su plantilla, pero en la Fageda todos son iguales: “No decimos que los trabajadores son enfermos para que no se sientan así, no les decimos que son diferentes porque no lo son. Sólo tienen capacidades diferentes”.
Las personas que trabajan en La Fageda han dado un cambio radical, y Cristóbal se enorgullece de ello. “Han pasado de ser personas que les había inundado la enfermedad a ser personas capaces, con un trabajo, con un salario, felices”.
Colón achaca su éxito y la buena penetración en el mercado de sus productos a la elaboración artesanal. Consiguen vender 65 millones de unidades de yogur al año, 1,7 millones de consumidores compran sus productos y van a cerrar el 2016 con 20 millones de euros de facturación. Pero, tal y como él defiende, lo importante no son los números ni las empresas. Lo importante son las personas y los valores.
¿Para el futuro? La Fageda prepara un relevo generacional para seguir creciendo y que siga adelante con este proyecto lleno de valores. Cristóbal termina con un consejo: “lo más importante en la vida es decidir qué es importante”.