Daniel Stix

"Me da pena dar pena a la gente por ir en silla de ruedas. Ser feliz no tiene nada que ver con ir en silla"

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"Me da pena dar pena a la gente por ir en silla de ruedas. Ser feliz no tiene nada que ver con ir en silla"

"La silla de ruedas nunca ha sido una adversidad, aunque sé que en muchas tengo que esforzarme el doble"

Biografía

Dani, como le gusta que le llamen, al subir al escenario hizo reflexionar a todos: “Todos los que me habéis visto subir con la silla de ruedas habéis pensado que iba a hablar sobre adversidad. Estáis equivocados. Me considero uno de los chicos más afortunados: soy una persona feliz” y empezó, entusiasmado, a contar su historia.

La vida de Dani no ha sido sencilla, aunque si le escuchas hablar, enseguida te das cuenta que es un torbellino de pasión y optimismo. Daniel nació con cáncer y solo con un 20% de posibilidades de sobrevivir. Con apenas unos días de vida fue sometido a numerosas intervenciones y sesiones de quimioterapia, y aunque superó el cáncer, tuvo secuelas en la columna irreversibles.

Estas secuelas han hecho que vaya en silla de ruedas. No obstante, la silla para él jamás ha sido un impedimento: “Estar en una silla de ruedas no me complica la vida. Si quiero que me traten como los demás, debo jugar con las mismas reglas de juego”.

Su infancia no fue fácil pero ayudó, sin duda, la normalización que vivió en su familia. Recordó como un día, cuando iba paseando con sus hermanos por la calle, tiró un chicle al suelo. Su madre, enseguida le ordenó que lo recogiese. Dani se tuvo que bajar de la silla de ruedas, arrastrarse por el suelo y recogerlo para tirarlo en una papelera. “La gente quería ayudarme pero mi madre decía que podría hacerlo yo solo. Siempre me han tratado como uno más” anunciaba orgulloso.

Dani hizo referencia a las pasiones: “Debemos descubrir qué nos mueve por dentro, qué nos apasiona”. Él tuvo la suerte de descubrir que su pasión era el deporte. “¿Un chico con movilidad reducida quiere moverse más? Pues sí, y me lancé a practicar muchos deportes”, contaba sonriente.

El deporte siempre ha marcado su forma de ser, de hecho, no hay deporte con el que no se atreva: esquí, natación, kitesurf, bicicleta de montaña o cualquier deporte con el que consiga desprender adrenalina, pero sobre todo, baloncesto. Baloncesto profesional. Con 17 años ha ganado la Liga y la Copa del Rey de baloncesto en silla de ruedas. Y esto solo es el principio de lo que Daniel tiene que dar de sí mismo al mundo.

Dani se despide con una lección a los presentes: Yo voy en silla y tú andas, pero caernos y levantarnos lo tenemos que hacer los dos.

¡Siempre hay que seguir rodando!

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