"Tres palabras cambiaron por completo mi vida: distrofia muscular Duchenne. Ya nada fue igual: mi trabajo, mi vida, mis prioridades"
"No hay nada más duro que ver sufrir a un hijo. Ver cómo empeora sin poder hacer nada. Yo decidí hacer algo; por mi hijo y por todos los que son como él"
Todos la conocemos a Isabel Gemio por su faceta periodística: ha trabajado en numerosos programas de televisión y de radio desde hace 40 años. Es más, hace apenas unos días ha sido galardonada con el premio Ondas 2017 de radio y televisión.
Hasta este galardón ha recorrido mucho. Empezó a trabajar con 16 años. “Me fui del pueblo a la ciudad, en aquel entonces era como irse hoy a Australia”. Sus padres eran humildes y no podían pagarle los estudios, asi que se puso a trabajar. Pero sus padres también le dejaron el mayor legado: Vivir con ética, haciendo las cosas lo mejor posible. Y como defendió Isabel, “de alguna manera, la infancia se alarga toda la vida”.
Esta dedicación a su trabajo ha sido difícil de compaginar con su vida privada: “Durante mucho tiempo le dediqué más tiempo a mi trabajo que a mis hijos; y como muchos, me sentí culpable de perderme tantas cosas”. Y aquí, Isabel se emocionó al recordar que este sentimiento de culpabilidad desapareció al darse cuenta que un día los hijos se van de casa, e hizo un silencio profundo: “Todos excepto si tienes un hijo enfermo que cada día es más dependiente”, sentenció.
A Isabel le cambió la vida por completo 3 palabras: distrofia muscular Duchenne. Esa es la enfermedad que detectaron a su hijo. Y ya nada fue igual: su vida, su trabajo, nada. El dolor y el miedo le superaron, pero el amor fue más potente. “No hay nada más duro que ver sufrir a un hijo, verle empeorar sin poder hacer nada”. Y decidió hacer algo.
En el año 2008, en plena crisis, creó La Fundación Isabel Gemio para la investigación en las Distrofias Musculares, otras Enfermedades Neuromusculares y Enfermedades Raras, que centra sus esfuerzos en financiar proyectos de investigación científica en enfermedades minoritarias. “Di a conocer la enfermedad de mi hijo porque creí que era lo más recomendable a la hora de pedir ayuda. Si pensaba pedir dinero y colaboración a la gente, tenía que ser honesta y decir por qué lo hacía”, afirmó.
Isabel se despidió animando a que seamos todos más generosos y solidarios. “Ser solidario nada tiene que ver con los recursos económicos. Todos podemos hacer algo”.