"Aprendí cosas muy importantes. Aprendí lo importante que es dar las gracias. Dar las gracias y pedir perdón nos hace libres"
"Cambió mi puzzle interior. A veces tiene que pasarte algo para que te cambie por dentro. A mi el viaje a la India me cambió completamente"
Jaume Sanllorente vivía feliz, o eso creía él; su vida iba perfectamente hasta que la casualidad, o el destino, le llevó de vacaciones a la India. Allí vio una realidad que le sobrecogió.
De vuelta en Barcelona, sintió la necesidad de volver a aquel país. Esta vez su destino fue Bombay. La curiosidad hizo que parara en una zona de chabolas. Conoció a una niña de unos siete años que pedía limosna en perfecto inglés (las mafias les enseñan para pedir a los turistas). Le mostró su chabola y conoció a su madre. Le horrorizó ver insectos vivos en su pierna herida, podrida. No pudo comer en varios días, pero de “asco moral”. Se preguntaba cómo podemos quedarnos tranquilos después de ver esta realidad.
El último día de su estancia en Bombay, visitó un orfanato. Se enteró de que tenían dificultades económicas. Jaume ya sabía cuál sería el porvenir de esos niños si se veían obligados a cerrar el orfanato. Regresó a España, vendió su casa, dejó su vida y volvió a Bombay, esta vez para quedarse. Trabajando con estos niños aprendió mucho. A emocionarse con las cosas sencillas de la naturaleza. La importancia de ser agradecido. El valor de la sonrisa, “las sonrisas iluminan el mundo”. El sentido del humor, el quitar importancia a las cosas. Fundó la ONG Sonrisas de Bombay
Jaume ha vivido amenazado de muerte por las mafias de la prostitución infantil. Esto le producía angustia pero por su padre, no por él. “Mi aportación al mundo ya habría valido la pena; contribuir a cambiar un solo destino ya hace que nuestra vida tenga sentido”.
Jaume cambió radicalmente su forma de vida cuando descubrió que podía aportar más a los que más lo necesitaban. No temió a perder su vida por salvar la de otros. “Creo que nuestro sentido como ser humano es hacer del mundo un lugar mejor. Puede sonar utópico, imposible, pero todos tenemos el poder de cambiar el mundo”.